Defensa y desarrollo: dos caras de la misma moneda
La inversión en defensa es esencial para garantizar la soberanía, la integridad y la capacidad de desarrollo del país y de la sociedad.
Según un estudio de Hootsuite en colaboración con We Are Social, el brasileño medio está 10 horas y 8 minutos conectado. Es un hecho de público conocimiento que la Internet forma parte de la vida cotidiana de la sociedad. Pero ¿qué se sabe del nacimiento de esa red que cada día gana más adeptos? Tiene su origen en 1969, en la industria de defensa y el mundo académico. La conexión en red, llamada entonces Arpanet, se creó para transmitir datos militares secretos e interconectar departamentos de investigación en Estados Unidos. Al igual que la Internet, otras importantes innovaciones desarrolladas en el sector de la defensa han pasado al mercado civil.
Para ahondar en el tema de la inversión en defensa para el desarrollo de un país, conversamos con el Dr. Marcos José Barbieri Ferreira, profesor de la Facultad de Ciencias Aplicadas de la Universidad Estatal de Campinas (FCA/Unicamp) y coordinador del Laboratorio de Estudios de las Industrias Aeroespaciales y de Defensa (LabA&D) de la Unicamp. Aparte de ser especialista en industrias aeroespaciales y de defensa, también dictó dos clases del módulo de Economía de la Defensa del curso de extensión universitaria en Relaciones Internacionales, con enfoque en Defensa, impulsado por Saab en colaboración con el Programa Interinstitucional (Unesp, Unicamp y PUC-SP) de Posgrado en Relaciones Internacionales San Tiago Dantas.
1. ¿Qué importancia tiene la inversión en defensa para un país y su población?
La inversión es esencial para disponer de medios de defensa de forma autónoma y garantizar la soberanía, la integridad y la capacidad de desarrollo de un país y una sociedad. Brasil, que tiene necesidades grandes y heterogéneas, necesita equipos de defensa que estén en la vanguardia tecnológica. Por lo tanto, las inversiones son aún más urgentes. Además, los recursos financieros en el área de defensa pueden conducir a una capacitación directa de la industria, tanto por el desarrollo y el mantenimiento de equipos militares como por el efecto derrame en el resto de la estructura productiva, lo que llamamos spin-offs. Una muestra de ello son las primeras computadoras de Brasil, que surgieron en la década de 1970, en gran parte por aportes de la Marina y más tarde de la Fuerza Aérea, que buscaban autonomía de uso. La inversión en defensa no se refleja necesariamente en el PIB, pero las actividades de investigación y desarrollo en el área de defensa, con la participación de empresas, centros de investigación y universidades, han sido fundamentales para el desarrollo científico y tecnológico de los países más avanzados.
2. ¿Cómo evalúa usted la innovación y el proceso de transferencia de tecnología del programa Gripen brasileño?
En relación con el Gripen, tenemos dos ventajas. En primer lugar, satisface nuestra necesidad de disponer de una plataforma de combate aéreo con una excelente relación costo-beneficio. En segundo lugar, es un proyecto que ha permitido una transferencia de tecnología a raíz de la participación de destacadas empresas brasileñas en diversas fases del desarrollo de la aeronave —como la ingeniería estructural, los sistemas de visualización de la interfaz de usuario y la integración de armas—, gracias a la colaboración de Brasil y Suecia. La ejecución del programa ha demostrado que fue una buena elección y una asociación en la que todos salimos ganando. Brasil se ha beneficiado del proyecto Gripen y de la transferencia de conocimientos suecos. Por otro lado, creo que Suecia, la Fuerza Aérea Sueca y también Saab, se han visto favorecidas por la capacitación y los requerimientos brasileños a lo largo del proceso.
3. En julio, usted dictó clases en el curso de Relaciones Internacionales, con enfoque en Defensa, del Programa Interinstitucional de Posgrado en Relaciones Internacionales San Tiago Dantas, en colaboración con Saab. ¿Qué opina de esa iniciativa, en la que participaron periodistas de la prensa nacional?
Una de las funciones básicas de la universidad es informar a la sociedad, particularmente en el ámbito de la defensa, en la que el acceso a la información está muy restringido a determinados grupos. Por ello, el acercamiento a los periodistas es esencial para promover el conocimiento en este terreno. Al mismo tiempo, tuvimos oportunidad de aprender de ellos, escuchando sus demandas, que nos permiten comprender mejor el tipo de información que la sociedad necesita. Además de formar a profesionales de la comunicación, contribuimos a que transmitan a la sociedad, por medio de su labor, información de alto nivel sobre el sector de la defensa. Espero que se lancen también iniciativas como esta en otros campos.
4. Siguiendo con el curso de Relaciones Internacionales para periodistas, ¿qué piensa usted de las clases y la participación de los alumnos?
Espero que todos lo disfrutaran y se beneficiaran tanto como yo. Fue una excelente oportunidad para intercambiar ideas, ya que periodistas especializados en el sector contribuyeron al debate con preguntas técnicas, y los de la prensa tradicional aportaron cuestiones clave relacionadas con el macrocontexto de la defensa. Fue muy enriquecedor participar en una iniciativa de fomento del conocimiento entre los periodistas y, en consecuencia, para el país. El desarrollo de la industria de defensa genera demanda, conocimientos, puestos de trabajo e ingresos para toda la sociedad. Por ello, terminé mi clase con una reflexión sobre «la defensa y el desarrollo, dos caras de la misma moneda». Ningún país del mundo ha conseguido lo uno sin lo otro. Por lo tanto, espero que esta iniciativa contribuya a que la sociedad brasileña entienda la importancia del sector de la defensa.
5. Suecia ha obtenido reconocimiento a nivel mundial por su exitosa implementación del modelo de innovación de la triple hélice. En su opinión, ¿cómo podría fortalecer Brasil la conexión entre el mundo académico, la industria y el Gobierno?
Por un lado, debemos contar con un sector público con poder adquisitivo real, es decir, con recursos y con la adecuada capacidad de exigir. Eso significa tener una estructura de análisis para definir el producto de acuerdo con las necesidades auténticas del país. La industria aeronáutica es un ejemplo exitoso de esta práctica. Otra pata del trípode son las empresas, que necesitan desarrollarse tecnológicamente. En Brasil hay pocas. Una de ellas es Embraer, la única gran empresa nacional en el sector de alta intensidad tecnológica. Necesitamos tener empresas desarrolladas en el país, como ocurre en Suecia. De nada sirve tener capacidad y conocimientos de ingeniería si no hay un mercado en el que los profesionales trabajen o apliquen las tecnologías desarrolladas. Las universidades y los centros de investigación, por su parte, necesitan recursos cuando surge una demanda del Gobierno o del sector privado. En Brasil, el entorno académico tiene gran capacidad para formar recursos humanos, además de hacer investigación básica e incluso aplicada. Pero al hablar de innovación, no serán las universidades quienes la apliquen. Son las empresas las que desempeñan ese papel, como se aprecia en el sector de la aeronáutica, en el cual tenemos una gran empresa brasileña asociada a una empresa extranjera bien establecida. El Estado y la Fuerza Aérea han actuado de forma ejemplar por medio de la COPAC (Comisión Coordinadora del Programa Aeronave de Combate) y el IFI (Instituto de Fomento y Coordinación Industrial). Asimismo, las universidades, que participan activamente en este proceso.
6. ¿Cuáles son las principales necesidades de la industria de defensa brasileña?
Las necesidades son grandes y heterogéneas. Debemos ser capaces de operar en el Amazonas, que no tiene nada que ver con operar en la Caatinga, en las zonas urbanas del sudeste o en el sur. Brasil es un país continental con una población relativamente grande, con recursos naturales y una estructura productiva compleja. Además, limita con diez países sudamericanos y tiene un enorme litoral marítimo. Esas características hacen que tengamos una gran importancia geopolítica, especialmente en el Atlántico Sur. Para desarrollarse, Brasil necesita una estructura de defensa que le permita operar de forma autónoma. Por lo tanto, para reforzar las Fuerzas Armadas en todos los ámbitos necesitamos equipos y medios de defensa sofisticados, que estén en la vanguardia tecnológica. Por otra parte, cuanto más estratégico sea el producto, mayor será la dificultad para adquirirlo en el extranjero. En el límite, podríamos incluso importar botas o municiones, pero no debemos importar equipos estratégicos como cazas, submarinos y sistemas de comando y control. Creo que debemos desarrollar y producir en Brasil estos equipos estratégicos y, cuando no estemos en condiciones de hacerlo, podemos establecer colaboraciones con países aliados y de importancia estratégica para la nación, tal como se indica en la Estrategia Nacional de Defensa de 2008.
7. A escala mundial, ¿qué importancia tiene la industria de defensa en las innovaciones?
Hay dos tipos de innovaciones: las disruptivas, que rompen con lo existente, que crean algo nuevo, y las complementarias, que también son importantes. Primero se produce una ruptura y, una vez establecido un nuevo modelo, surgen a lo largo del tiempo innovaciones complementarias, tal como se aprecia en el continuo mejoramiento de los teléfonos móviles y los automóviles. Las innovaciones disruptivas van acompañadas de un grado de incertidumbre sumamente alto. Por lo tanto, es el Estado quien promueve esas innovaciones, en gran medida a través de adquisiciones militares. La necesidad de ser superior al adversario —en términos reales, pero en general potencialmente— está por encima del riesgo económico. Una parte importante de las innovaciones disruptivas provienen de la defensa. Por ejemplo, 10 de las 13 tecnologías disruptivas integradas en los IPhones tienen su origen en este sector. Es un poco como el funcionamiento de la industria farmacéutica. Los gobiernos de todo el mundo han invertido miles de millones de dólares para financiar universidades y empresas que desarrollen vacunas contra el COVID-19. No es casualidad que tanto la industria de defensa como la farmacéutica sean muy intensivas en tecnología y sean de las que más promueven las innovaciones disruptivas.
8. En los últimos años se han reducido las innovaciones procedentes del sector de la defensa. ¿Qué piensa usted de esa situación? ¿Puede darnos ejemplos de soluciones desarrolladas pensando en la industria de la defensa naval y que, por efecto derrame, se han incorporado a la vida cotidiana de la sociedad? (Ejemplos de spillovers.)
Estamos en un proceso de transformación, y una gran parte de las innovaciones disruptivas que ha habido a lo largo de la Historia proceden del ámbito de la defensa. En el siglo XV, Enrique VII invirtió en la producción de cañones, como parte de un proceso de centralización del Estado, aprovechando la industria del hierro de Inglaterra para constituir lo que sería la base de la Revolución Industrial. En el siglo XIX, la necesidad del ejército estadounidense de disponer de fusiles con componentes estandarizados que pudieran intercambiarse sirvió de base para la producción en masa de la Segunda Revolución Industrial. La propia Internet nació a finales de los años 60 cuando la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados (ARPA) del Departamento de Defensa de EE. UU. creó una red descentralizada de computadoras para contener posibles ataques a una central. Esas innovaciones desempeñaron un papel clave y decisivo en el proceso de evolución de la estructura productiva.
9. Es habitual que innovaciones surgidas en el sector de la defensa pasen al entorno civil. Pero ¿ha habido casos en que se ha dado la situación inversa?
Por lo general, el principal flujo de innovaciones disruptivas va de lo militar a lo civil. Lo contrario, es decir, el paso de lo civil a lo militar, ocurre cuando se necesita una producción a mayor escala y menores costos. El desarrollo de muchos componentes microelectrónicos progresó mucho con la generalización de los bienes de consumo. Los ministerios de Defensa, por ejemplo, realizaron grandes inversiones que permitieron crear los primeros componentes microelectrónicos, utilizados inicialmente en los sistemas de guiado de misiles. Más tarde, esos componentes microelectrónicos empezaron a utilizarse en celulares, computadoras y otros bienes de consumo, produciéndose a gran escala. Así que, según cuál sea el equipo de defensa, es mucho más económico utilizar componentes civiles cuando se puede.
10. ¿Cuáles son sus expectativas para el sector de la defensa y el de la aeronáutica en los próximos años?
Depende fundamentalmente de cómo reaccione la economía brasileña ante el profundo estancamiento económico que sufre desde 2015. La pandemia del COVID-19 agravó aún más la crisis económica, lo cual ha perjudicado especialmente a los proyectos de defensa. Es esencial que el país recupere su capacidad de crecimiento; y más aún, que haya un proyecto de desarrollo nacional. Y es que, como ya hemos dicho, la defensa y el desarrollo son dos caras de la misma moneda. ¿Cómo se justifica el aumento del gasto en defensa si no hay recursos para ello? Nosotros tenemos potencial, esa es la palabra clave en este proceso. Tenemos la capacidad de lograr que el país crezca y se desarrolle de nuevo. Y no solo por ser un país grande, con recursos naturales, sino por nuestra capacidad de creación, de innovación, de emprendimiento y de conocimiento. En las universidades, luchamos para que ese potencial se convierta en algo real.