Investigadora defiende la colaboración industrial en el sector naval
Al cooperar entre sí, los países obtienen beneficios mutuos. Ese es una de las principales tesis defendidas en el artículo La industria naval brasileña y sueca (título original en inglés: Brazilian and Swedish Naval Industry), escrito por Carolina Ambinder, investigadora del InterAgency Institute y del Instituto Igarapé, así como doctoranda en Estudios Estratégicos de Defensa y Seguridad en la Universidad Federal Fluminense.
En el artículo se estudian, desde una perspectiva teórica, las similitudes entre el sector de la defensa naval de Brasil y el de Suecia: su internacionalización y su clusterización*. Para entender la situación actual de la industria naval brasileña y las oportunidades existentes, invitamos a la autora a una entrevista exclusiva, que puede usted leer a continuación.
1. ¿Cuál es el panorama actual del sector naval en Brasil en cuanto a retos y oportunidades? ¿Y en América Latina?
Las oportunidades del sector naval brasileño están, principalmente en Río de Janeiro, donde se encuentra el Clúster Naval Tecnológico, más dedicado al mantenimiento y la reactivación de la industria existente; y en Santa Catarina, Río Grande del Sur, Bahía y Pernambuco, que son cada vez más escenario de nuevas inversiones. El reto, entonces, es la integración intra e interestatal en un territorio de dimensiones continentales. En cuanto a los países de América Latina, puede destacarse el sector naval de México, Argentina, Chile, Perú y Colombia. En general, el reto continuo de esos países es la dependencia estructural de EE. UU., aparte de —repito— el fomento de la integración entre ellos, en este caso por la ausencia de una verdadera identidad latinoamericana, fundamentalmente. De todos modos, ha habido una serie de tentativas de superar esos retos, como la Alianza del Pacífico, bloque comercial formado por los países latinoamericanos ya enumerados (con la excepción de Argentina) y enfocado en Asia; y más recientemente el Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur), creado en sustitución de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que no cuenta con la presencia de México y es un espacio en el que se debaten asuntos, entre otras cosas, de defensa. Aparte de eso, Brasil, Argentina y, quizá, también Uruguay están cada vez más atentos al Atlántico Sur, que forma parte de su entorno estratégico, de manera que crece la mentalidad marítima de la región y, teniendo en cuenta el desarrollo naval del estado de Río Grande del Sur, la comunicación entre esos países constituye una puerta de acceso a Brasil y viceversa.
2. ¿Qué importancia tiene la colaboración entre las fuerzas armadas de distintos países para el desarrollo de nuevos proyectos de defensa?
La importancia de la colaboración entre fuerzas armadas radica en que se traduce en intercambio de información, transferencia de tecnología, acuerdos de compensación (offsets), reducción de costos, intercambio cultural, apoyo logístico, participación en foros/eventos, realización de cursos de capacitación, etc. Considerando la consiguiente formulación de políticas más eficientes para la industria de defensa, por ejemplo, se da también el caso de que la adquisición de material de entidades consolidadas aleja la posibilidad de conflicto armado entre el país proveedor y el comprador o receptor. Por último, con respecto al sector naval, se observa que las armadas son las fuerzas militares con mayor vocación para las relaciones internacionales (en el caso de la Marina de Brasil, en la propia misión de la institución se menciona el apoyo a la política exterior), debido a su capacidad de cubrir grandes distancias, al hecho de que el mar conecta a todo el mundo y a la repercusión que tienen los incidentes. En ese sentido, los países que posean fuerzas navales deben aprovechar el atributo de la internacionalización, que es, en primer lugar, la percepción de la otra parte, cultivando así una reputación en el sistema internacional y contribuyendo a la obtención de nuevos proyectos de defensa, volviendo coherente con la práctica la visibilidad establecida y desarrollando procesos decisorios.
3. ¿Cuáles serían para la industria naval brasileña los principales beneficios de una eventual colaboración industrial con Suecia?
De la misma manera que Brasil puede apalancar el proceso sueco de internacionalización, el punto fuerte de Suecia es su potencial industrial y de innovación, cuyas prácticas pueden aprovecharse y adaptarse a la realidad brasileña. Asociando, entonces, esa dinámica al sector de la defensa, se observa que Suecia realiza inversiones elevadas y estables en sus fuerzas armadas, que tiene muchos proyectos activos y que hay posibilidad de trasvase de resultados (spillovers). En esa coyuntura, el sector naval sueco, en particular, tiene amplia experiencia en la producción de fragatas, por ejemplo, y ya le ha indicado a Brasil su interés en acuerdos en ese sentido. Desde el punto de vista académico de Suecia, todavía hay, en el largo plazo, oportunidades con respecto a tecnologías clasificadas como impactantes en el sector de la defensa, como los radares cognitivos (con inteligencia artificial, IA), tecnologías 5G y sistemas multidominio UxS. Por último, se argumenta que Brasil también se beneficiaría de un mayor acercamiento a la industria sueca por el hecho de que la relación entre ambos países cumple o está en condiciones favorables para cumplir los requisitos de una colaboración cooperativa, como son una visión común de su carácter estratégico, la experiencia previa de colaboración y el liderazgo resuelto de una de las empresas que interviene en el proceso. Otros factores relevantes serían el grado de innovación de los productos, el tipo de división del trabajo y el papel del Estado en la iniciativa, ya que puede aumentar o restringir la competitividad de un clúster.
4. En su artículo se mencionan acuerdos de colaboración entre Suecia y Brasil en el sector naval a lo largo de los años. Desde su punto de vista, ¿qué áreas del sector naval brasileño se beneficiarían más de esa clase de colaboraciones para desarrollarse?
Actualmente se considera que la colaboración entre Brasil y Suecia en el sector naval brasileño ofrece, principalmente, las siguientes oportunidades: creación o perfeccionamiento de sistemas de vigilancia, producción o sofisticación de buques (Suecia fue, por ejemplo, uno de los países que participó en el proceso de modernización de la fragata Liberal, que participó en la UNIFIL, la misión de paz de la Organización de las Naciones Unidas/ONU en el Líbano), producción de aviones (el Plan Estratégico de la Marina/PEM para 2040 se centra en helicópteros, pero también podría considerarse el Gripen naval) y el desarrollo de contramedidas de minas. Por último, debido a su alto desarrollo tecnológico y su experiencia de intensa integración entre diferentes tipos de agencias, cabe destacar que Suecia podría contribuir mucho a la capacidad cibernética de la Marina de Brasil, que hoy en día tiene proyectado constituir un escuadrón cibernético que necesitará, esencialmente, recursos materiales.
5. ¿Podría mencionar ejemplos de soluciones desarrolladas para la industria de defensa naval y que posteriormente, por trasvase de tecnología, han pasado a formar parte del día a día de la sociedad?
En Brasil, el ejemplo más reciente de solución de la industria naval que ha dado lugar a un trasvase de tecnología es el Programa de Desarrollo de Submarinos (PROSUB), en el marco del cual se están construyendo cuatro submarinos convencionales y uno de propulsión nuclear. A raíz de esa iniciativa, se producirán otros efectos: transferencia de tecnología (de Francia, la otra parte del acuerdo), capacitación del personal, construcción de fábricas, de un astillero y de una base naval, acuerdos de compensación, producción nacional de sistemas y equipos, y la creación o el desarrollo de clústeres. El PROSUB está relacionado con el Programa Nuclear de la Marina, iniciado en 1979, uno de los pocos programas estratégicos del estado brasileño que ha durado varios decenios, y que además promueve una fuente alternativa de energía con fines pacíficos: la nuclear. Con relación al sector naval, la sociedad se beneficia de muchos otros spillovers, como las iniciativas de bioseguridad, los servicios de inteligencia (como los de reconocimiento facial y de voz), las contramedidas electrónicas para sistemas de comunicación, la criptografía para la seguridad de la información, la digitalización de la cartografía, los vehículos híbridos, etc. Finalmente, se sabe que el programa Gripen de Brasil ya incluye más de 60 proyectos de compensación, relacionados, por ejemplo, con diseño tecnológico, integración de sistemas comerciales y de otros tipos de datos, radares, y desarrollo de software y de sistemas importantes para la navegación.
6. A nivel mundial, se ha reconocido el éxito de Suecia en la ejecución del modelo de innovación de la triple hélice. ¿De qué manera su cooperación con Brasil puede ayudarnos a reforzar los vínculos entre la universidad, la industria y el Gobierno?
La integración entre Gobierno, industria y universidad —la llamada triple hélice— es un modelo que ha sido considerado un reto en todo el mundo; mayor es, por consiguiente, el mérito de que Suecia lo implemente con éxito. Dentro de esa práctica, se entiende que el primer paso consiste en la toma de conciencia de la importancia de esos tres sectores y del modus operandi de integración entre ellos, lo que podría denominarse cooperación interinstitucional. Tal como ocurre en un clúster, el modelo de la triple hélice requiere una actitud colaborativa de los distintos actores, regida por la voluntariedad. De ahí que sea necesario creer en la repercusión que tienen las iniciativas que van de abajo hacia arriba (bottom-up), o sea, en la relevancia de los microprocesos y en su incidencia en la política nacional y exterior. Aparte de eso, en términos prácticos, se recomienda prestar atención a la existencia de instituciones que materialicen esa integración entre diversos sectores, como el Ministerio de Empresa e Innovación de Suecia, que une la intervención pública y los intereses privados, por ejemplo mediante políticas para fomentar más ese sector (aunque es evidente que la etapa inicial debe ser el propio proceso de institucionalización). En el modelo de Suecia, que forma parte de la Unión Europea (UE), llama también la atención la participación del país en diversas agencias del ámbito europeo, o la presencia de tales agencias en su territorio, lo que estimula cierto patrón en el funcionamiento del sistema en Suecia y favorece las consultas, al tiempo que permite una mayor visibilidad de sus propios actores. Pensando en el sector de la defensa y, en particular, en el naval, ejemplos de esas agencias son el grupo Euro-Maritime, la Red Europea de Clústeres Marítimos (ENMC), la Plataforma Europea de Colaboración de Clústeres, la Agencia Europea de Defensa (EAD) y el Continuing Education Institute (CEI). Trasladando esa situación al escenario brasileño, se recomienda que el país colabore con instituciones exteriores eficaces, en las que pueda apoyarse para ejecutar, desarrollar y, respetando su soberanía, supervisar un modelo de integración de la sociedad.